Si hay algo que me sorprendió en Japòn, fue este particular modo de volcar la cultura clásica japonesa en un elemento al que nadie en particular se detendría a mirar. Nadie hasta que lo vimos por primera vez allá, y después de eso, no hubo una que no mirasemos y comparemos con la anterior vista.
Cada ciudad vuelca su imagen icónica, pintándolas con diversos colores y por supuesto escribiendo en hiragana y kanjis el nombre al que pertenecen. Una verdadera belleza para detenerse a observar.
Cada ciudad vuelca su imagen icónica, pintándolas con diversos colores y por supuesto escribiendo en hiragana y kanjis el nombre al que pertenecen. Una verdadera belleza para detenerse a observar.
Foto que yo saque en Osaka.
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